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Río Mantaro: contaminación a tu mesa

Publicado: 2017-06-01


El expresidente Alan García en 2009 prometió que en cuatro años bebería y se bañaría con las aguas del río Mantaro. Un río que en la actualidad continúa contaminado con minerales como el plomo y arsénico, y que aun así, sirve para la agricultura del Valle del Mantaro, principal abastecedor de productos (verduras y tubérculos) de los mercados limeños. El conocimiento de su contaminación es evidente, el tiempo que transcurrió sin resolverse es preocupante. Solo el agricultor sabe que esas aguas no se toman pero que si se utilizan para el riego.


La majestuosidad del Valle del Mantaro, sus paisajes, su verdor, y su cadena montañosa, es producto del río Mantaro y su fuerza natural que le dio forma como fuente de vida, a esta región, al menos eso se recuerda.

El río Mantaro está ubicado en una meseta de la cordillera central en los Andes del Perú, que tuvo un pronóstico de su riesgo de contaminación ambiental ya en el año de 1926, según nos muestra un Informe Médico de Santiago Tácunan, realizado en la época, sobre su efecto en la vida de personas y animales, sobre todo en la agricultura. Para luego, 77 años después, en el año 2003, la Cuenca del Río Mantaro sea declarada en Emergencia Ambiental por el gobierno, a consecuencia de la Planta Metalúrgica de La Oroya, Doe Run Perú y mineras aledañas que vertían residuos y relaves a sus aguas imprudentemente.

Razón por la cual, fue considerado de interés social y de necesidad pública su descontaminación, promulgado en la Ley 28082, que estipulaba que en un plazo de dos años, a través de acciones específicas, como: Evaluación, Monitoreo y Planes de Gestión Ambiental, se llevaría a cabo su recuperación. Hasta que en el 2006 el Proyecto Mantaro Revive, financiado por el fondo Italo-Peruano, se encargó de realizar los estudios específicos de la cuenca del Mantaro.

Según la directora del proyecto, Paula Meza, el estudio ambiental que culminó el 2013, fue compartido e informado al ANA (Autoridad Nacional del Agua) manifestando que las aguas del río: ["NO SON APTAS PARA CONSUMO HUMANO Y MENOS PARA LA AGRICULTURA"],en el sector del Valle del Mantaro por la alta cantidad de arsénico y plomo, ante ello el especialista del ANA, Juan Ocola manifestó que en la actualidad no hay un informe final por parte de su institución, pero si se sabía que las aguas del río Mantaro se encuentran contaminadas.

Sin embargo, aunque sus aguas no sean aptas para el consumo y la agricultura, no existe un control, porque los sembríos de la zona siguen siendo regados y eso perjudica al programa Sierra Exportadora que padece este lado negativo, pues al querer impulsar una economía agrícola de mercado externo y se ve imposibilitado debido a los controles de calidad y sanidad que exigen en los productos a nivel internacional, porque un producto contaminado, no se exporta. Lo contrario que sucede en nuestro país, es que esos productos que no se exportan se quedan para el consumo local acción que nadie controla, verifica para así ser descartados por contener minerales altamente peligrosos para el consumo humano. Pero eso no es todo; el río Mantaro riega la mayoría de cultivos desde Jauja, Concepción y Huancayo, donde se siembre la papa, el maíz y otros productos esenciales de la alimentación, que abastecen a la Capital, lo confirma el Programa Sierra Exportadora al connotar que “El Valle del Mantaro es el principal abastecedor de tubérculos y verduras.”

Después de mencionar estos datos es necesario confirmarlos en el lugar dónde se desarrolla: terrenos agrícolas, que tienen voces en los campesinos. Veamos.

CASO DE LOS CULTIVOS

En los campos de cultivo, entorno al río Mantaro siempre hay agricultores cuidando de su chacra o limpiando la maleza. La señora Luzmila Caso Aquino siembra maíz y papa, tiene dos hectáreas de sembrío, sabe que el agua está contaminada. <<Si señorita, las aguas, dicen que están contaminadas por la minera y la planta de La Oroya, así escuchamos cada vez que vienen por nuestros sembríos, los jovencitos que toman muestra del río, y se lo llevan en botellitas >>. Entonces, ¿por qué usa esas aguas?, le pregunto. <<Es nuestro único río que vamos a hacer>>. ¿Y los canales de regadío? <<Esos bajan de la altura, riegan las chacras de algunos pueblos cerca a los cerros, nada más>>. <<Pero mira, -me habla observando al río- mi chacra está a orillas del río. Solo dependo de sus aguas porque las lluvias van a demorar>>.

A diferencia de Jaime Martínez, que enseña las alcachofas de su terreno: <<Es triste observar el mal estado de mis alcachofas, todo por el suelo y las filtraciones de agua contaminada>>, el joven agricultor manifiesta su preocupación. <<Sé que las personas del Valle Azul de Concepción, tienen mejor calidad del agua y tienen mejores alcachofas>>, me cuenta. -¿Y por qué ahí sí hay buen producto?-, le digo, Jaime no duda en responder: <<Es por su cercanía al río Achamayo, que tiene corriente limpia, no contaminada>>

CONTAMINACIÓN EN CADENA

Partamos de las estadísticas del INEI (2014), que refieren el consumo habitual de las personas de Lima, según el cual 63% de personas adultas consumen ensaladas en sus alimentos, y que un 73% a nivel general, acompañan su alimento de algún tubérculo: (papa). Producto afectado por la contaminación.

En el Mercado de Abastos en el distrito de San Luis (Lima), llegan todos los días camiones de productos agrícolas de la sierra y selva. Los del Valle del Mantaro, abastecen con los alimentos de uso diario, como la papa, el maíz, la quinua, las habas, las arvejas, etc. El ajetreo empieza desde las 3 de la mañana. Vendedores, compradores, estibadores alborotan las calles. La señora Rosa Tacuri, es vendedora mayorista, para restaurantes, tiendas y minimarkets, también se dedica a la siembra. Su esposo Rogelio Vivanco es quien trae los productos desde el Valle del Mantaro en su camión Ford. Su hija Anabel Vivanco Tacuri, tiene un puesto en el Mercado Limoncillo, en el Rímac, y distribuye a los consumidores finales, como amas de casa y pequeños negocios.

Desde los campos de cultivo de la sierra central regados por el río Mantaro, los productos agrícolas llegan a cada hogar. La contaminación no solo es La Oroya, ni todo el trayecto del Mantaro que lleva sus aguas desde la provincia de Junín, pasando por La Oroya, Jauja, Concepción y Huancayo, hasta la Región de Huancavelica, sino un problema que afecta a nuestra nación. Y a una de las ciudades más importantes, que es la Capital.

CONTAMINACIÓN INVISIBLE

El 86% del agua se utiliza para fines agrícolas, señala el Ministerio de Agricultura. Agua que en su gran mayoría carece de valor en la corriente del río Mantaro, por los antecedentes mencionados. Tampoco existe control en los sembríos cercanos al río, como lo afirman los agricultores y lo hace aún más visible el ANA por no contar con datos actualizados y por la poca eficiencia del sector riego sobre el cultivo del terreno agrícola, siendo su principal función por ser la entidad que regula los recursos hídricos en nuestro país.

La mayoría de agricultores saben que las aguas del río están contaminadas, y que con esas aguas se distribuyen algunos canales de irrigación para los cultivos de los poblados que se asientan a ambas orillas del río Mantaro a lo largo de 60 kilómetros, hablamos de más 20 mil hectáreas afectadas según ya lo mencionaba el Director Regional de Agricultura Junín, Wilfreo Cavero en el año 2008.Cantidad alarmante que estamos seguros continúa aumentando.

Pero ellos siguen dependiendo del río, sin saber los daños que ocasiona a largo plazo, y eso ¿por qué?, porque la contaminación no es visible, ni tangible inmediatamente. Y es posible que una ensalada o un plato típico, lleve un toque de plomo, de arsénico y muchos minerales más, como condimento.

Mientras campesinos, políticos y consumidores no vean los riesgos y sus consecuencias en el momento, todo sigue normal, y lo de CONTAMINACIÓN solo llega a ser una palabra, y eso no basta para ver el daño que se dará en total dimensión de no tomar cartas en el asunto.


Escrito por

ANALUCÍA RAMÓN

Comunicadora Social


Publicado en